sábado, 27 de septiembre de 2008

RELIGION O RELACION

El diccionario define RELIGION como un conjunto de normas que practicamos durante un culto. Una NORMA es una regla a seguirse.

Pienso en las normas que rigen todo ámbito laboral. Los primeros tiempos, las normas son los límites que demarcan deberes y derechos en nuestro puesto de trabajo.Horarios, tareas, formas de relacionarse con ls distintas escalas jerárquicas están puestas como el protocolo necesario para que nuestro lugar no comprometa el de otros, el problema no son las normas en sí, Sino que al incorporarlas, se forma el hábito; y la rutina.
Cuando recién ingresas a un trabajo la adrenalina te invade a mil, tenemos el corazón agradecido, los piés ligeros y una mente dispuesta. Podemos percibir con claridad cada detalle.

En el tiempo de mi crisis matrimonial, trabajé como asesora de arte. Los primeros meses ese trabajo sanaba tantas cosas en mí. Cada nuevo cuadro que entraba, cada lámina, llenaba la retina del alma con belleza, formas y colores...Pero el tiempo trajo la rutina y la rutina me anestesió el corazón.
Cuando recién nos cambiamos de casa, hay fiesta. Compramos cosas nuevas, pintamos y arreglamos hasta caer desfallecientes, salimos al jardín y ponemos tanto amor y cuidado en planear como lo arreglaremos, cada brote nos trae una expectativa. Esperamos con cada pimpollo, ver el color de la flor que se abrirá...Luego el tiempo trae la rutina, y nos encontramos protestando por tener que cortar el césped, sin ver las novedades publicadas en el jardín, tal vez cortamos el brote de un árbol que el viento trajo . Nunca lo vimos.

Cuando nuestros hijos son pequeños, anotamos cada detalle de su crecimiento: Cada Kg, cada cm, es importante... No tomamos una foto, les tomamos mil; cada gesto queda retratado en la cámara y en nuestra memoria, estamos atentos pero el tiempo pasa y el hábito de verlos se instala. ¿Hace cuánto que no miras con detenimiento el rostro de los que amas, buscando los cambios que te orienten mejor hacia ellos?.
La rutina trae la ceguera de la atención, lo que antes nos maravillaba hoy ni nos conmueve. Lo que antes era vida aleteando en el corazón, hoy no es más que un peso frío y obligado.
Un día le entregamos nuestro corazón a Jesús, ese día inolvidable nuestro corazón latía fuerte. En los meses que siguieron era fácil cantar en las mañanas, era sencillo darse por entero en los tiempos de adoración... Cada nota hacía vibrar nuestro ser agradecido. El camino de regreso al Padre había sido hallado, su abrazo era perceptible en las noches y los días...La risa vivía en nuestra boca, nos sentíamos capaces de cambiar el mundo.Ahora que nuestros ojos han sido abiertos queremos todo, queremos crecer y en nuestra búsqueda por afianzarnos, empezamos a adoptar normas.Y llegan las primeras quejas, mientras el letargo de la religión invade nuestra mente con su hielo sutil, en medio del verano de encontrar a ese Jesús vivo y amoroso, ráfagas de viento helado comienzan a enfriar el corazón.

Nuestra carrera de cristianos ha comenzado, en vez de buscarle a El, buscamos amigos, salud, cosas que hacer, pareja, Nos involucramos en mil actividades, Jesús nos mira atentamente. Nosotros ya no tanto. "Los hábitos matan".
Domingo. 8 de la mañana suena el despertador de mi celular, 15′ para orar, 15′ para vocalizar, 30′ para planchar, preparar y tomar el desayuno, 15′ más para vestirse, llamar el taxi y correr buscando la biblia y el cuaderno de notas mientras protesto con los chicos que no sincronizan los horarios...- hoy hay prueba de sonido y otra vez estoy tarde… Se terminó el café y nadie avisó….¿Porqué habré ido a la reunión anoche en vez de tomarme un tiempo para mí?…Dios espera en la iglesia.
Cuando el frío de la religión ha ganado el corazón, salimos de horas de reunión, más frustrados y cargados que cuando llegamos.
Cuando estamos enamorados, el tiempo y el espacio no existen, las normas menos. Nos despertamos con un nombre en la mente y el corazón. Los teléfonos suenan a horas inusitadas, las charlas y salidas atentan contra el sueño y la razonabilidad de los horarios. Todo es válido para contemplar un rato más el rostro amado, para escuchar una palabra mas.La distancia y el dinero no son obstáculos para declarar nuestro amor.
Solo el amor vence la rutina. Solo el amor vence las diarias muertes.
Jesús anhela tener una relación de amor con nosotros. El no vino a imponer una religión, por el contrario, criticó duramente a quienes la practicaban.El vino a darnos vida, y vida en abundancia.Su amor no puede ser alcanzado por normas. Solo está disponible para los desesperados por Su Presencia. Para los que se han enamorado de El y buscan vivir al ritmo de Su corazón.Cuando amamos, es una relación con la persona amada lo que afianza el amor y lo acrecienta.Cultivar la relación con nuestro Dios es nuestra responsabilidad y nuestro privilegio.Los indicadores de salud de nuestra relación con un Dios vivo, son la ausencia de rutina, y de religión.La Presencia viva y fresca del Amor de Dios en nuestras vidas cambia aún los rostros, cambia proyectos de vida, cambia la desesperanza, cambia los propósitos.
Hoy te invito a que tengas 24 horas enamorándote de Jesús.Este es mi propio modelo para hacerlo.Me despierto a la mañana y extiendo mi mano, en la confianza de que la Suya está ahí. Mientras desayuno abro mi Biblia y dejo que Su palabra confronte mi vida. Son Sus cartas de amor, que leo y releo hasta que quedan marcadas entre los resaltadores y alguna lágrima, en algún momento del día cantaré para El. Cantarle a solas es mi deleite. El me susurra al oído lo que quiere, yo le respondo. A Dios le gusta bromear. A veces me pide una canción que no recuerdo, y tengo que ir a buscar las notas. A veces El me canta una nueva canción, y tengo que interrumpir todo para concentrarme en asimilar la melodía.En varios momentos del día hablaré con El.

Hay días que casi de continuo estoy hablando con El en mi corazón. Le hablo mientras trabajo, mientras ordeno la casa, suelo preguntarle que hacer y no todo el tiempo. Mi dependencia de El aumenta mientras me acostumbro a compartir con el aún los temas sencillos y cotidianos. También tomo un tiempo para estar con El a solas y contarle mis dolores y temores, mis dudas y mi agradecimiento.El tiempo que más espero de todos los momentos del día es el de declararle mi amor.A veces tomo tiempo para escucharlo. Y me dispongo en silencio para oírle. Generalmente no me responde en ese momento. Pero El valora el tiempo que me tomé, y Su respuesta me sorprende siempre.A veces le escribo. Como ahora, y dejo asentado frente a los demás cuanto lo amo. Es como publicar un pasacalle con una frase de amor. No necesito verlo para saber que Jesús está leyendo sobre mi hombro, tal vez sonría, yo creo que sí.La noche es la mejor parte, cuando ya cansada del día me acuesto. Puedo dormirme confiada en Su Abrazo protector. Puedo descansar bajo las Alas de Su dulce refugio.Sé que aunque los cielos y la tierra pasen, sé que aunque el sol no salga mañana, Su Amor por mí jamás cambiará. Puedo dormirme en esa certeza.
Hoy te invito a cambiar las normas de una religión, y emprender el desafío de una relación fresca, y diaria con el Dios vivo.

Jesús te espera con los brazos abiertos.

Ahora mismo, es el mejor momento para que tu corazón vuelva a latir por El.

viernes, 26 de septiembre de 2008

martes, 9 de septiembre de 2008

Águila o pollo

Érase una vez un hombre, que mientras caminaba por el bosque, encontró un aguilucho. Se lo llevó a su casa y lo puso en un corral, donde pronto aprendió a comer la misma comida que los pollos y a conducirse como estos.
Un día un naturalista que pasaba por allí le preguntó al propietario porqué razón un águila, el rey de todas las aves y los pájaros, tenía que permanecer encerrada en el corral con los pollos.
-Como le he dado la misma comida que a los pollos y le he enseñado a ser pollo, nunca ha aprendido a volar- respondió el propietario-
Se conduce como los pollos, y por tanto, ya no es un águila.
-Sin embargo- insistió el naturalista- tiene corazón de águila y, con toda seguridad, se le puede enseñar a volar.
Después de discutir un poco más, los dos hombres convinieron en averiguar si era posible que el águila volara. El naturalista la tomó en sus brazos suavemente y le dijo: “Tú perteneces al cielo, no a la tierra. Abre las alas y vuela”.El águila, sin embargo, estaba confusa; no sabía qué era y, al ver a los pollos comiendo, saltó y se reunió con ellos de nuevo.
Sin desanimarse, al día siguiente, el naturalista llevó al águila al tejado de la casa y le animó diciéndole: “Eres un águila. Abre las alas y vuela”. Pero el águila tenía miedo de su yo y del mundo desconocido y saltó una vez más en busca de la comida de los pollos.
El naturalista se levantó temprano al tercer día, sacó al águila del corral y la llevó a una montaña. Una vez allí, alzó al rey de las aves y le animó diciendo: “Eres un águila. Eres un águila y perteneces tanto al cielo como a la tierra. Ahora, abre las alas y vuela”.El águila miró alrededor, hacia el corral, y arriba, hacia el cielo. Pero siguió sin volar. Entonces, el naturalista la levantó directamente hacia el sol; el águila empezó a temblar, a abrir lentamente las alas y finalmente, con un grito triunfante, se voló alejándose en el cielo.

Es posible que el águila recuerde todavía a los pollos con nostalgia; hasta es posible que, de cuando en cuando, vuelva a visitar el corral. Que nadie sepa, el águila nunca ha vuelto a vivir vida de pollo. Sin embargo, fue un águila, pese a que fue mantenida y domesticada como un pollo.Esta historia refleja muy bien la situación de cada uno de nosotros y del hombre de hoy. Este ha perdido su identidad y el sentido de la vida.

¿Quién es el hombre?
¿Cuál es el sentido de su vida?
¿Quién soy yo? La respuesta no es fácil
¿Soy águila o soy pollo? Mi conciencia me dice lo primero, mi forma de vida tal vez lo segundo.
Como el aguilucho, el hombre ha perdido identidad.
A fuerza de vivir en el corral y de comer la comida de los pollos, ha traicionado su verdadera esencia y se ha rebajado. Ya no sabe lo que es. Ha perdido el sentido de la actividad y de su vida.

El hombre, como el águila, es el rey de la creación. Posee un corazón grande capaz de anhelar lo sublime. Tiene alas para perseguir lo más alto. Sin embargo, se ha encarcelado en el corral; la sociedad de consumo lo tiene atrapado en sus fauces voraces. Y es que es mucho más fácil y placentero ser pollo que águila.

El pollo posee la seguridad del corral, la comodidad de las rejas que delimitan su espacio, el cuidado de su amo, la tranquilidad del alimento asegurado, la protección frente a las vicisitudes de la vida.

El águila, sin embargo, debe asumir el riesgo de moverse en un espacio sin límites, tiene que estar alerta para no caer en manos del cazador que la convertiría en trofeo de caza o en pieza de museo, tiene que luchar frecuentemente en la soledad y en un ambiente adverso, por proteger y defender su vida de quienes quieren someter.

Pero el pollo ha perdido su libertad, la ha entregado a cambio de unos granos de trigo que llenen su buche hambriento, es explotado y sometido al sucio mercado de la compra y venta. El águila en cambio, es libre, sus alas le permiten surcar los cielos y explorar horizontes siempre nuevos.
¡Que triste es ver al hombre, como el aguilucho, en el corral comiendo la comida de los pollos y llevando la vida de estos, cuando su corazón y su mente están hechos para cosas más grandes.La tarea no es fácil; en parte, porque estamos convencidos de ser pollos o porque no conocemos cuál es realmente nuestra identidad; en parte, porque nuestros amos, la comodidad, la dependencia y el consumismo, no nos dejan salir. Sentiremos miedo, indecisión; tendremos que luchar contra la inercia, que una y otra vez tratará de devolvernos al corral. Únicamente el aire limpio de la montaña y la contemplación de ideales tan nobles y altos como el sol, podrán desplegar nuestras alas y hacer cantar el grito triunfante de la liberación.Recordaremos con nostalgia nuestra vida de pollos y sufriremos la tentación de volver al corral. Pero quien realmente descubre su vocación a la libertad y encuentra un claro sentido de su vida, jamás dará un paso atrás en su decisión de llevar una existencia auténticamente humana.

En este momento de tu vida
1.¿Con quién te identificas más con el águila o con el pollo?
2. ¿Cuál es el sueño de tu vida?
3. ¿Qué te impide volar?

Piensalo y atrévete a volar con Cristo..!!!!

Andar en Bici con Dios

Al principio veía a Dios como el que me observaba,como un juez que llevaba cuenta de lo que hacía mal, como para ver si merecía el cielo o el infierno cuando muriera.
Era como un presidente..reconocía su foto cuando la veía, pero realmente no lo conocía.
Pero luego reconocí a mi Poder Superior,
Parecía como si la vida fuera un viaje en bicicleta, pero era una bici de dos, y noté que Dios viajaba atrás y me ayudaba a pedalear.No sé cuando sucedió, no me di cuenta cuando fue, Que Él sugirió que cambiáramos lugares, lo que sí se es que mi vida no ha sido la misma desde entonces...

Mi vida con Dios es muy emocionante.Cuando yo tenía el control, yo sabía a donde iba.Era un tanto aburrido pero predecible. Era la distancia más corta entre dos puntos.Pero cuando Él tomó el liderazgo, Él conocía otros caminos, caminos diferentes, hermosos, por las montañas, a través de lugares con paisajes, velocidades increíbles. Lo único que podía hacer era sostenerme, aunque pareciera una locura Él sólo me decía Pedalea!!.Me preocupaba y ansiosamente le preguntaba, "¿A dónde me llevas?" Él sólo sonreía y no me contestaba, así que comencé a confiar en Él.Me olvidé de mi aburrida vida y comencé una aventura, y cuando yo decía "estoy asustado", Él se inclinaba un poco para atrás y tocaba mi mano.
Él me llevó a conocer gente con dones, dones de sanidad y aceptación, de gozo.Ellos me dieron esos dones para llevarlos en mi viaje. Nuestro viaje, de Dios y mío.
Y allá íbamos otra vez.
Él me dijo "Comparte estos dones, dalos a la gente, son sobrepeso, mucho peso extra. " Y así lo hice... a la gente que conocimos, encontré que en el dar yo recibía y mi carga era ligera.No confié mucho en Él al principio, en darle el control de mi vida.Pensé que la echaría a perder, pero Él conocía cosas que yo no sabía acerca de andar en bici... secretos.Él sabía como doblar para dar vueltas cerradas, brincar para librar obstáculos llenos de piedras, inclusive volar para evitar horribles caminos.
Y ahora estoy aprendiendo a callar y pedalear por los más extraños lugares.

Estoy aprendiendo a disfrutar de la vista y de la suave brisa en mi cara y sobre todo de la increíble y deliciosa compañía de mi Dios.

Y cuando estoy seguro que ya no puedo más, Él sólo sonríe y me dice: "PEDALEA!!"